Datos personales

lunes, 21 de enero de 2013

Última carta para Étienne




Étienne, voy a desnudarme toda por última vez con vos.
Estoy sola, me quedé sola. Tan sola y triste. No voy a tratar de eliminar mi sentimiento nostálgico con un poco de licor porque no me gusta tomar por tristezas, no te preocupés. Estoy rodeada de tanta gente, tanta gente a la que le sonrío a veces, depende de sus actitudes y sus estados de ánimo, su humor. A veces depende de los míos. Otra gente a la cual critico porque así lo permiten. Otra gente para la cual siempre estoy disponible. Estoy rodeada de otra gente que le gusta usar vestimentas de lentejuelas de hipocresía. Otra gente no sé, hay de todo aquí. Nada de esto es nuevo.
La verdad es que me siento sola, puede ser que sea novedad.
Lo increíble es que frente a todo esto, yo no tengo a nadie cuando estoy sola. No tengo a nadie cuando quiero llorar frente a frente. No tengo a nadie cuando quiero reír. No tengo a nadie para compartir un abrazo. A nadie para decirle lo feliz que estoy, ni cuando me siento triste, ni decepcionada. A estas alturas lo he perdido todo y tengo el presentimiento que nunca nadie supo nada de mí.
No quiero de ninguna manera que se acerquen a mí por la lástima al decir que me siento sola. No quiero que me inviten a tomar café cuando yo ni siquiera tomo eso. No quiero que me inviten a almorzar para sacarme con cuchara lo que pretendo no decir. No quiero que se interesen en mí porque luego tendrán necesidad de mi pellejo. No quiero nada. No tengo amigos, ni familia, ni nada.
En este mundo lo que menos hay es respeto. Cuando una experimenta la soledad se da cuenta de que ha pasado por el mundo sobreviviendo, que jamás ha vivido intensamente. Que eso de ser feliz es meramente un cuento inventado por el que no cree en la realidad. Que todo fue una falacia, me mintieron todos cuando me sonreían. El doctor me mintió diciéndome que me repondría pronto de esta enfermedad que aprieta mi corazón. Me han mentido en todo, hasta en la talla de mis zapatos.
Sobrevivo errando. No le pido perdón a nadie, finalmente no se puede pasar por la vida pidiendo perdón, es más fácil callarse, aprender y renovarse. La sociedad tiene envidias, Étienne. He tratado de no confundirme con lo que hago, de estar segura de mis elecciones, pero sobrevivo errando. En la noche cuando vuelvo a encerrarme en estas cuatro paredes pequeñas, comienzo a recordar que mientras anduve caminando por todas las calles que tuve que caminar, mientras abordaba el medio de transporte colectivo, que mientras hablaba con el compañero, yo siempre estaba sola…Tan sola a pesar de estar rodeada de tanta gente.
Bueno, finalmente no nos ponen juntos en el mismo ataúd. Hay que sobrevivir, adaptarse a la soledad mientras llego a llenar el vacío de esa caja que espera por mí en alguna de las funerarias capitalinas. Étienne, no quiero que vayas a venir vos diciendo y aparentando que me conocías, que yo sí te escuché cuando tenías problemas, que te di un beso que luego se perdió en el tiempo, y ahora que lees mi carta final y que por fin correos te la entrega casualmente, revivís esa saliva que embadurnamos en los labios. No quiero que digás por nada del mundo que yo era tan buena y que siempre me recordarás, porque eso es mentira Étienne, no vas a recordarme nunca más, vendrán las gaviotas inundando tu mente e irás con ellas volando y yo no sé si te vas a quedar en las nubes.
Si hay vida después de la muerte Étienne, talvez entonces sí nos encontremos y nos demos amor.
Étienne, no quiero que vengás  vos diciendo y aparentando que me conocías, que yo sí te escuché cuando tenías problemas y me diste a cambio nada de vos. Que te di un beso que luego se perdió en el tiempo y ahora que leés mi carta final, y que por fin correos te la entrega casualmente, revivís esa saliva que embadurnamos en los labios. No quiero que digás por nada del mundo que yo era tan buena y que siempre me recordarás, porque eso es mentira Étienne, no vas a recordarme nunca más. Quiero que callés y que tu silencio sea constancia de mi última voluntad. Vendrán las gaviotas inundando tu mente e irás con ellas volando y yo no sé si te vas a quedar en las nubes. Si hay vida después de la muerte Étienne, tal vez  entonces sí nos encontremos y nos demos amor.
Quien te añoró,
Rocío

No hay comentarios:

Publicar un comentario