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lunes, 21 de enero de 2013

Gracias soledad



Por los que se han confabulado contra mí
por las venditas de tristeza cuando tuve heridas
por los terribles aguaceros en el techo de la casa
por las jornadas de histeria y las noches de postración
por las lecciones aprendidas,
gracias.

No amo



Yo no amo de tus ojos, el color de tu iris.
Yo no amo de tu cuerpo, tus músculos.
Yo no amo de tu boca, la forma de tus labios.
Yo no amo de tus palabras, la mentira.

Sobre mí, una infalible mujer



Una mujer seria,
De pocas sonrisas,
Así me caracterizo yo.
Una tímida sensual
Imponente,
Así me gusta.
Me gusta imponer reglas en la casa
Para que haya orden
Y cuando llegue la visita huelan a limpio
A flores de primavera y a desinfectante.
Es armonioso estar en lo aseado.
No soy culta,
Yo soy de lo más vulgar y
Mi repertorio lexical es tan pobre
Como vivir en un país sin sol.
Que alta, y figura de buenos modales
Esa no soy yo.
Me revienta la hipocresía,
Aunque más de alguna vez
He tenido que aparentar que fulanito
O menganita me caen bien.
Modernicémonos ya,
Todo es apariencia.
Yo no veo el futuro,
No me veo lejos
Cambiando de aeropuertos,
Equipaje y
Estaciones de tren
Con trajes elegantes y
Una maleta de libros,
Mujer de negocios,
Gran literata.
Estudio porque es un deber
Así me lo enseñaron y
Es necesario saber para no vivir en oscuridad
No soy de ninguna manera poeta
Quiero poco y critico mucho
Quizás viva sacrificándome, sin libertad
Quizás logre callar por fin toda mi vida,
Lo que es de mi vida.
Me obsesiono con las cosas que me gustan
Y soy cuidadosa cuando quiero.
-Nadie me lo cree-
Ya crecí,
Me corto el pelo de diferente manera
Y soy huraña al peine de carey.
Me maquillo poco y mis ojos relucen
Como dos fanales enormes en la nada
Los labios son los mismos pedazos de carne
Con un toque de bálsamo de limón
Y las uñas esconden toda esa mugre
Bajo ese esmalte color rojo brillante.
Yo no nací así,
Así me hicieron, así me hice.
Me gusta ir al cine sola,
Ir de compras sola
-Suelo tardarme demasiado en mis elecciones-
Me gusta comer la pechuga del pollo a la plancha
Con casamiento y verduras,
Estoy en sobrepeso
Y de ello, yo sí que no me enorgullezco.
Tampoco me gustan las reuniones familiares de domingo
Es aburrido.
No hablo por teléfono ni escribo textos porque
No me gusta estar al filo de la tecnología.
La televisión la veo poco y
Cuando lo hago, son puros programas culinarios
Y aún así, no soy tan buena en la cocina.
No sé hacer café para los invitados.
-Bueno, no me gusta que me obliguen-
No canto ni bailo,
Hablo,
Lloro,
Sé escribir y leer
¿Qué otras habilidades hacen falta
para ganarse premios en la vida?
¿Pintura, teatro, música?
No quiero ser artista de ropas extrañas.
No quiero ser amante tampoco,
Ni vivir aventurillas de motel.
A veces suelo evitarme el contacto corporal
Y prepararme para los días ingratos
En que yo no viva felizmente engañada.
Odio el machismo y
Tener que servirles a los hombres
Sólo por tradición.
Soy autosuficiente, me basto.
No leo mucho porque no me dan ganas
No hay silencio,
Y entre tanto bullicio las ganas vuelan
Como el humo sobre las casas.
No me interesa la política, ni la economía,
La religión y el destino de los demás.
De la playa digo poco,
He visto atardeceres y son magníficos.
No hablo de la luna ni las estrellas,
No me enamoro viendo al cielo por las noches
La astros tampoco son lo mío.
No soporto los animales.
Yo ni soy buena estudiante,
Ni buena hija, ni distinguida hermana,
Ni sobresaliente nieta, ni adorada prima,
Ni inolvidable amiga.
Soy una mujer seria,
De pocas sonrisas
Infalible fémina.

Última carta para Étienne




Étienne, voy a desnudarme toda por última vez con vos.
Estoy sola, me quedé sola. Tan sola y triste. No voy a tratar de eliminar mi sentimiento nostálgico con un poco de licor porque no me gusta tomar por tristezas, no te preocupés. Estoy rodeada de tanta gente, tanta gente a la que le sonrío a veces, depende de sus actitudes y sus estados de ánimo, su humor. A veces depende de los míos. Otra gente a la cual critico porque así lo permiten. Otra gente para la cual siempre estoy disponible. Estoy rodeada de otra gente que le gusta usar vestimentas de lentejuelas de hipocresía. Otra gente no sé, hay de todo aquí. Nada de esto es nuevo.
La verdad es que me siento sola, puede ser que sea novedad.
Lo increíble es que frente a todo esto, yo no tengo a nadie cuando estoy sola. No tengo a nadie cuando quiero llorar frente a frente. No tengo a nadie cuando quiero reír. No tengo a nadie para compartir un abrazo. A nadie para decirle lo feliz que estoy, ni cuando me siento triste, ni decepcionada. A estas alturas lo he perdido todo y tengo el presentimiento que nunca nadie supo nada de mí.
No quiero de ninguna manera que se acerquen a mí por la lástima al decir que me siento sola. No quiero que me inviten a tomar café cuando yo ni siquiera tomo eso. No quiero que me inviten a almorzar para sacarme con cuchara lo que pretendo no decir. No quiero que se interesen en mí porque luego tendrán necesidad de mi pellejo. No quiero nada. No tengo amigos, ni familia, ni nada.
En este mundo lo que menos hay es respeto. Cuando una experimenta la soledad se da cuenta de que ha pasado por el mundo sobreviviendo, que jamás ha vivido intensamente. Que eso de ser feliz es meramente un cuento inventado por el que no cree en la realidad. Que todo fue una falacia, me mintieron todos cuando me sonreían. El doctor me mintió diciéndome que me repondría pronto de esta enfermedad que aprieta mi corazón. Me han mentido en todo, hasta en la talla de mis zapatos.
Sobrevivo errando. No le pido perdón a nadie, finalmente no se puede pasar por la vida pidiendo perdón, es más fácil callarse, aprender y renovarse. La sociedad tiene envidias, Étienne. He tratado de no confundirme con lo que hago, de estar segura de mis elecciones, pero sobrevivo errando. En la noche cuando vuelvo a encerrarme en estas cuatro paredes pequeñas, comienzo a recordar que mientras anduve caminando por todas las calles que tuve que caminar, mientras abordaba el medio de transporte colectivo, que mientras hablaba con el compañero, yo siempre estaba sola…Tan sola a pesar de estar rodeada de tanta gente.
Bueno, finalmente no nos ponen juntos en el mismo ataúd. Hay que sobrevivir, adaptarse a la soledad mientras llego a llenar el vacío de esa caja que espera por mí en alguna de las funerarias capitalinas. Étienne, no quiero que vayas a venir vos diciendo y aparentando que me conocías, que yo sí te escuché cuando tenías problemas, que te di un beso que luego se perdió en el tiempo, y ahora que lees mi carta final y que por fin correos te la entrega casualmente, revivís esa saliva que embadurnamos en los labios. No quiero que digás por nada del mundo que yo era tan buena y que siempre me recordarás, porque eso es mentira Étienne, no vas a recordarme nunca más, vendrán las gaviotas inundando tu mente e irás con ellas volando y yo no sé si te vas a quedar en las nubes.
Si hay vida después de la muerte Étienne, talvez entonces sí nos encontremos y nos demos amor.
Étienne, no quiero que vengás  vos diciendo y aparentando que me conocías, que yo sí te escuché cuando tenías problemas y me diste a cambio nada de vos. Que te di un beso que luego se perdió en el tiempo y ahora que leés mi carta final, y que por fin correos te la entrega casualmente, revivís esa saliva que embadurnamos en los labios. No quiero que digás por nada del mundo que yo era tan buena y que siempre me recordarás, porque eso es mentira Étienne, no vas a recordarme nunca más. Quiero que callés y que tu silencio sea constancia de mi última voluntad. Vendrán las gaviotas inundando tu mente e irás con ellas volando y yo no sé si te vas a quedar en las nubes. Si hay vida después de la muerte Étienne, tal vez  entonces sí nos encontremos y nos demos amor.
Quien te añoró,
Rocío