Datos personales

sábado, 16 de marzo de 2013

Estoy cansada...



Está bien que me hagan enojar. Siempre funciona cuando quiero escribir algo, pero a veces el enojo se queda a medias y no logro completar las palabras que quiero. El enojo es una de mis enfermedades crónicas. Sin duda, muchos me imaginarán con un racimo de arrugas colgando de mi frente cuando cumpla 25. Y dirán: ella siempre se ha amargado la vida, es una amargada. Nunca supo vivir.
La verdad es que no han sabido vivir conmigo. Respetar, organizar. Me enferma que las cosas estén en mal lugar. No sé a quién más le pasa, pero cuando todo está tan sucio, o al menos lo que se ve así por así, yo me siento enferma y abatida porque tengo que limpiar todo pronto para poder sentirme bien. Y sobre todo para poder sentarme a hacer tareas, a leer o a escribir. Menos a tener que tratar con la gente.
A veces estoy tan cansada de todo y la escritura me rescata. A los minutos, siento que ya soy culpable porque lo escupí.  Pero cuando platico mis molestias…Sigo siendo esa amargada. Estoy cansada de tratar la manera de entender a la gente. Después de unos cuantos cuentos con algunos de mis vecinos, amigos y familiares, estoy más que curada. Ahora sólo voy por el mundo segura de que me moriré y todo quedará plano. Antes no lo admitía.

No hay comentarios:

Publicar un comentario