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domingo, 8 de mayo de 2011

Monólogo terapéutico.-

Siento que soy una mujer muy fuera de lo normal. Sin disgustar a otras. Lo mío no es: chocolates, flores, globos, tarjetas, serenatas, peluches y aromas insaciables y ofensivas a mi olfato. A mí me gusta, aunque sea un chiste muy pasado de moda, la sinceridad. Por eso mismo es que voy a ser franca con mi interior, antes de ser de lo más franca con ustedes. La sinceridad no me la den envuelta en papel rojo celofán, evítense los gastos, mucho más ahora que la vida está tan cara, denme la sinceridad al natural, llena de barro, con los hombros caídos, quemando de fuego, pero dénmela.
Soy una mujer conflictiva, armada y conflictiva. Nunca nada me parece bien, ni mucho menos lo suficiente, protesto y hago reconocer mis derechos e injusticias hasta el día en que las brujas vuelen en aspiradoras. Debería haber un mundo para mí, es justo y necesario, es mi deber y salvación disfrutarlo como a mí me plazca.
¿Cómo puede haber tanta tontera y ser alabada como bandera nacional? ¿Cómo? ¿Cómo puede haber tanto cinismo? ¿Cómo puede haber tanta gente que se cree un mercado entero sabiendo que no todas las cosas que ahí se venden son de calidad? ¿Cómo? Sabiendo que las cosas cuando terminan su vida nos provocan curso. ¿Cómo puede ser posible que yo sea un trapo viejo? ¿Cómo pueden utilizarme para trapear sus vulgaridades?
¿Cómo puede haber frío? ¿Cómo puede haber calor? ¿Por qué existen?
¿Cómo puedo ir a dar vía en esto que me pertenece? En este que es mi mundo. Esto me pertenece: mi boca, mi cerebro, mis largas uñas, mi teñido pelo. ¿Qué es de ustedes que no me pertenece a mí? Sus vidas, y hagan de ellas lo que deseen sin involucrar una espinilla de mi cara.
Mi teoría: vivir…Mi praxis: saber vivir.
¿Cómo puede haber un hombre de cada 10 con un peso bajo de hormonas? ¿Cómo puede él maltratar a una mujer? ¿Cómo puede burlarse de ella? Acaso él es el Dios que tanto alaban muchos de ustedes…Y quizá a veces yo también. ¿Cómo puede él exigir respeto sin dar nada a cambio?
¿Cómo puede habitar este orbe gente que transita las veredas sin saber a dónde parar? ¿Cómo puede haber tanta niña en plante de prostitución? ¿Por qué? ¿Por qué hay tanto descuido? ¿Por qué vamos a echar a perder nuestra juventud?
¿Cómo puede mi palabra ser un producto exportado? ¿Cómo? ¿De qué manera? Aquí nadie nos escucha, ego. Aquí nadie nos ve, ego. Yo no pertenezco a ninguna organización y no tengo poder. Yo no tengo dónde enfermar, no tengo dónde comer. Yo tengo nada.
Pero todo cambia cuando esta vulgar sociedad me dé un nombre. Un nombre verdadero, el nombre que reemplaza la Juana María Ascensión que soy, ese nombre es “lisensiada”. Entonces todos los malditos fijarán sus miradas, pondrán sus zapatos a mi disposición y yo veré a todos esos malditos, de la high y cabrones, los veré con el ojo del pie. A los amigos que conoceré en la muerte…Y hasta entonces me  clamarán. A los que irán con sus bien marchitas y putas flores de muerto, con la corona de ciprés y en la mano el nuevo testamento, van a querer aparentar lo que no me dieron en vida. Van a llegar por grupos de treinta, de izquierda a derecha, en carretas y en limosinas, en avión y en barcos suicidas, van a llegar desde el otro lado de la capi. Van a querer derramar lágrimas y querrán palpitar con sus labios lo buena que fui, lo mucho que sufrí, lo mucho que yo hacía sufrir, lo demasiado que perdí el tiempo. Querrán lavar sus ojos y no podrán sentirse más culpables porque ya han salido de su compromiso…”Echarme tierra”.
Yo siempre he soñado con ir al techo de mi casa, subir en plena noche de lluvia, alargar mi cuerpo sobre las tejas, cerrar los luceros, pensar, mear, oír cómo duerme la luna, cómo canta la noche, como bailan las estrellas. Yo siempre he querido viajar a ese sitio no tan lejos, pero ni siquiera logro hacerlo.
¿Con qué derecho llamarme loca? Cabrones. Díganme con qué derecho por la gran puta. ¿Con cuál de todos los códigos del comercio quieren cegarme la mirada? Malditos, como si fueran ustedes los grandes santos.
¿Cómo puedo ser una mujer tan peculiar? Decímelo diosa de las flores. ¿Cómo puedo ahogarme en medio vaso de licor? ¿Cómo? ¿Cómo puedo? ¿Cómo puede ser él tan cabrón de no amarme? ¿Cómo él y por qué él?
¿Cómo puede esa escritora de todos los tiempos llamarme pupila? No tiene derecho.
Yo no necesito entrar a su escuela de la vida y aprender de ella.
Yo necesito entrar a mi escuela de vida, regenerarme y aprender de lo mío, tomar las miles de putas lecciones que me van a hacer sudar sangre, que me van a romper las venas, el petróleo que cargo dentro de ellas. Eso es lo que necesito.
Necesito golpearme, cortar este pellejo quemado del sol.
Necesito pagar este aire que respiro.
No quiero deber nada.
Necesito pagar cada paso que doy para que me den permiso al caminar.
Necesito pagar el agua que bebo para que no me dejen morir de sed.
Necesito hacer escándalo.
Necesito morir, como todos ustedes, sólo que yo…Le temo a la muerte.
Yo nunca termino de entender el gobierno de los escritores, los grandes poetas, ensayistas, cuentistas…Y nunca acabaré.
El gobierno de los antipáticos,
El gobierno de los burgueses,
No termino de comprender el gobierno de los halagadores, de los impulsadores al consumismo.
Sus putas exigencias para ser de la High.
No acabo de entender los sistemas judiciales de este pueblo.
Yo entiendo el  gobierno de los ebrios,
Los trabajadores del campo,
Yo entiendo el gobierno de los cortadores de café,
Entiendo a la perfección el gobierno de las pupuseras.
Adoro los países subdesarrollados, adoro ver sobre los techos la puesta de sol. Yo adoro el subdesarrollo de alguna manera, esa manera en la cual nos ayuda, a nosotros los advenedizos a comportarnos como la gente, y que los cabrones que quieren vernos con desprecio queden con su idealismo de cabrones de mierda.
Este es mi teatro, estas son mis máscaras. El teatro no es una etapa de la vida, es la vida entera. Lleno de diferentes puestas en escenas, de cabrones, de humildes.
¿Pero por qué soy yo así?
Hagan el signo de interrogación más grande que puedan.
Porque yo soy una pluma y mientras no tenga tintero, seguirán viéndome como pluma.


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